viernes, 28 de enero de 2011

Emulando a McGiver

A Cristina algunas circunstancias le provocan comportamientos que podríamos decir que son exagerados. Cualquier rasguño que provoque que sangre aunque sea una minúscula gota, le ocasiona mucha angustia.

El otro domingo le ocurrió en Misa. Había ido yo solo con ella. Durante la celebración no se paraba quieta un momento. Todavía no sé cómo, se hizo una pequeña herida en un dedo. Nos tuvimos que salir de la Iglesia porque en estos casos pide con insistencia que se le ponga una tirita. Cuanto más tiempo pasa sin que se le tape la herida más nerviosa se pone, hasta descentrarse por completo.

Afortunadamente antes de salir cogí un paquete de pañuelos de papel, saqué uno y se lo puse alrededor del dedo. ¿Problema solucionado? Para nada, porque el pañuelo se le caía si abría la mano. La angustia persistía sin aparente solución.

Emulando al famoso -y quizás ya olvidado- McGiver, pensé en lo que tenía más a mano y me acordé del abrefácil adhesivo del paquete de pañuelos. Con él pude sujetarle el pañuelo para que no resbalase de su dedo. Cuando comprobó  que se mantenía sin caerse, desapareció su angustia y volvió a sonreír.

Quizás su reacciones son exageradas, pero ayudan a que un padre se sienta a veces como un trasnochado héroe.

viernes, 21 de enero de 2011

Vuelven los 7 cabritillos

En la entrada Caperucita Roja vive en Cortes, contaba que este cuento era el único que había conseguido contar alguna vez a Cristina. Pero de forma habitual jamás había podido contarle un cuento antes de irse a dormir.

Desde hace algunos días le consigo contar hasta el final el cuento de los 7 cabritillos. A Leyre se lo conté infinidad de veces y nunca se aburría de oírlo. Ahora con Cristina vuelta a empezar. Los 7 cabritillos son devorados noche tras noche por el lobo feroz. Y en este momento Cristina dice: -"Siete no, seis cabritillos", y tiene razón porque el séptimo se escondió y es gracias a él que su madre consigue salvarles de la tripa del lobo sin un solo rasguño.

Con 10 años cualquier otro niño estaría pensando que los cabritillos donde mejor estarían es en el horno y seguro que es cierto. Pero mientras llega ese momento Cristina escucha con entusiasmo el cuento. Y yo disfruto de su larga niñez casi tanto como ella.

viernes, 14 de enero de 2011

Conocimiento mutuo


Cristina para desayunar mete un montón de pequeñas galletas de chocolate en la leche hasta forma una masa informe y se lo come a cucharadas.  A las galletas -aunque representan animales de todo tipo- les llamamos "Ositos de chocolate"

Mi mujer y Leyre me suelen acusar de glotonería con los dulces. Yo no les quito la razón. Pero algunas mañanas cuando toca la hora de levantarse y Cristina no quiere ni oír hablar de ello, hay algo que siempre funciona, le digo con voz muy seria: -"Cristina, me voy a comer tus ositos de chocolate"

Cristina -que debe pensar lo mismo que el resto de la familia- se lo cree a pies puntillas, no me deja salir de la habitación, se baja de la cama, se pone las zapatillas y medio dormida se planta en la cocina para desayunar.

Con el tiempo hemos ido conociendo tanto a Cristina que podemos prever que reacciones va a tener en un momento dado. Pero, también ella nos ha ido conociendo a nosotros. Por eso no se arriesga a quedarse en la cama con los ositos de chocolate a mi alcance.

miércoles, 5 de enero de 2011

Cristina escribe a los Reyes Magos

Cristina ya ha escrito su carta a los Reyes Magos -seguro que no es necesario- pero pongo aquí a Sus Majestades algunas aclaraciones.

En su carta pide 5 cosas que eligió de un catálogo de juguetes que le puse delante. Sólo la primera: "UN MUÑECO DE BEBE" pareció interesada en tenerlo. Las otras cuatro las escribió para acabar cuanto antes con la carta y conseguir que yo la dejara en paz, así que se las podéis llevar a otros niños.

Al final de la carta hay una nota  que  le dicté, ya sé que está de más porque Sus Majestades son asiduos del blog. Pero me parecía que la petición debía ir acompañada de un breve texto de saludo. La nota como el resto de la carta está en mayúsculas porque ella de momento sólo escribe así.

REYES MAGOS HESIDO UNA NIÑA MUY BUENA Y QUIERO QUEME TRAGAIS MUCHOS REGALOS

Las faltas de ortografía son más mías que suyas,  porque no entoné bien a la hora de dictar. Así que no las tenéis que tener en cuenta.

Espero que Sus Majestades se acuerden de la carta de Cristina y le traigan además de lo que ha pedido alguna  otra cosa que no ha pedido, más aburridas que los juguetes pero que le hacen falta: Abrigo, zapatos...

sábado, 1 de enero de 2011

La vida sigue igual

Hoy, 1 de enero, Cristina y yo hemos comenzado  desayunando juntos, como casi todos los días. En la cocina tenemos colgado el almanaque de Ediciones Mensajero. Cada día quito una hoja y le hago fijarse a Cristina en él, para que se dé cuenta de en que día estamos.

Hoy he quitado la última hoja y le he dicho: -"Mira, se ha acabado el calendario". Cristina ha debido pensar que esto debería traer cambios radicales y me ha dicho: -"¡Se acabó el cole!" Su alegría se ha terminado en cuanto he sacado el nuevo calendario todavía lleno de hojas y lo he colgado en el lugar del viejo.

El desencanto no le ha durado mucho, porque al momento se ha concentrado otra vez en su desayuno y yo le he acompañado, como cualquier otro día. La mejor forma de empezar el año nuevo.

¡Feliz Año a todos!